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En fotografía gastronómica se podría aplicar esta frase: “Si no está en las redes no existe”. Esta podría se la nueva frase lapidaria que explica que cualquier creación, por muy buena que sea, tiene que digitalizarse para existir: y no de cualquier manera, puesto que en los tiempos que corren, una pésima foto puede acabar con horas de inspiración, esfuerzo y dedicación. Resulta absurdo pensar que en este mundo interconectado lo último que prima en la percepción de un plato es su sabor (por lo menos hasta que la tecnología lo permita) por lo que la imagen, de momento, es la única vía para compartir con el “mundo” en qué consiste nuestro trabajo como cocineros.  La mejor opción es recurrir a un fotógrafo profesional especializado en gastronomía para obtener una imagen ideal, pero la realidad es que no siempre tenemos esa posibilidad. Por esto, el móvil se erige como la herramienta fundamental para inmortalizar y compartir.

Como es de esperar, no existe una fórmula para la sacar la foto perfecta. Pero te puede ayudar mucho no olvidar estas 5 recomendaciones antes de fotografiar tu plato, para que tu trabajo transmita e invite a probar, para que ciertamente “exista”:

El soporte o vajilla: un buen soporte (plato) es fundamental para cualquier fotografía gastronómica de calidad.Este tiene que tener el tamaño adecuado para que “abrace” nuestra elaboración y sea un buen escenario donde se desarrolle la tensión compositiva y su resolución. El plato blanco es un clásico, pero no te cierres a cualquier opción cromática que contraste o resalte tu composición. Por un lado se aprecia que tenga un buen diseño, pero ojo: en ningún caso debe eclipsar nuestra creación. En todo caso ha de estar impolutamente limpio y en perfecto estado de conservación. De igual manera, si queremos trabajar directamente sobre una superficie en vez de en un plato podemos elegir cualquier tipo piedra natural o superficie que tenga una trama (dibujo) interesante preferiblemente no porosa: un trozo de mármol, una placa de vidrio o cualquier superficie visualmente interesante o incluso completamente monocolor. En esta web encontraras una amplia gama de soportes para que dejes volar tu imaginación.

 

Mostillo
Foto sobre placa de vidrio con composición geométrica «espiral» y contraste cromático. By Pablo Martínez, chef corporativo Repagas.

La luz: partimos de la base de que solo utilizaremos el móvil (cero equipación profesional como cámara réflex, iluminación etc…) por lo tanto recurriremos a la luz natural (prohibido el flash). Sin una buena luz, por buena que sea la composición del plato, nuestra foto será un auténtico disparate visual. Por eso haz la fotografía (si el día lo permite) en exteriores o cerca de una gran ventana. Preferiblemente intenta que la luz sea lateral y utiliza un folio blanco o una superficie tipo espejo para amplificarla colocándola a un lado de la composición. Si quieres profundizar tus conocimientos en cuanto a aspectos técnicos en la utilización del móvil para optimizar la calidad de la foto no dudes en darle un vistazo a este interesante artículo.

La composición: a la hora de emplatar, en fotografía gastronómica es muy importante resaltar el ingrediente principal y buscar armonía entre todos los elementos del plato. Es crucial que no empieces a emplatar sin un boceto previo donde definas la estructura de tu propuesta. Existen reglas de composición en pintura y fotografía 100% aplicables a la gastronomía: puedes emplatar de forma rítmica (repitiendo los elementos de manera consecutiva), en forma de pirámide o capas y buscando la simetría o de manera asimétrica. También puedes dividir el plato en tercios y buscar que el ingrediente principal coincida con el punto focal colocándolo, por ejemplo, en el cuadrante superior derecho.  En todo caso, intenta que tu elaboración tenga un contraste de colores (por ejemplo verde y rojo) y haz un esfuerzo por  no saturar la composición: como diría el arquitecto Mies van der Rohe: menos es más (esto va también por los filtros). Un truco muy interesante una vez definida la estructura geométrica del plato consiste en incorporar formas naturales  como brotes o flores comestibles (obviamente que armonicen a nivel de sabor) para aportar color e intensidad a la composición. Un pequeño mensaje codificado: el número impar es bello. En este post podréis profundizar el tema del emplatado y aplicarlo a la composición.

El ángulo: en este apartado un poco de ayuda extra nos haría un mundo: un económico trípode para móvil puede marcar la diferencia en nuestras fotos. La manera más habitual de fotografiar un plato es en ángulo de 45º, es decir, coincidiendo con la visión de comensal. Si el plato no tiene mucha altura y hemos realizado una buena composición a nivel geométrico y de colores, la toma cenital (desde arriba) será la más adecuada. Por el contrario, si nuestra composición es rica en volúmenes y texturas, una fotografía a ras de plato utilizando el modo macro del móvil sublimará la escena. No es necesario que incluyas en la foto la totalidad del soporte, con que aparezca la elaboración es suficiente.

 

creama de melon
Foto 45º en copa con fondo y «topping» naturalista. By Pablo Martínez, chef corporativo Repagas.

El fondo: de nada sirve que nuestra composición sea magistral, la luz sea de cine y nuestra vajilla sea una pieza de colección si en el fondo de la foto aparece la fría puerta de una nevera o una bayeta mugrienta. Un truco infalible es colocar una tela negra detrás de la composición (un mandil limpio, por ejemplo). En todo caso, el fondo ha de ser lo más neutro posible y no quitarle protagonismo a la composición.

 

Pablo Martínez, Chef Corporativo Repagas

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